La enfermera,
en el centro de tratamiento,
encuentra la herida varias horas más tarde.
El centro no tiene desintoxicación,
Dicen que ella corre un riesgo demasiado grande,
y no la aceptan.
Durante los siguientes cinco días,
nos corresponde amarla.
Nos convertimos en su hospital,
y la posibilidad de su curación,
llena nuestra sala de estar con vida.
Es silencioso,
y sólo hay unos pocos de nosotros,
pero seremos su iglesia:
El cuerpo de Cristo cobrando vida para atender sus necesidades,
para escribir amor en sus brazos.